La violación de guerra
Insidioso, con un costo menor, con repercusiones visibles a largo plazo y protegidas por la impunidad en este ámbito: la violación de guerra constituye el crimen perfecto.
La violación de guerra tiene un impacto devastador para las víctimas pero también para sus comunidades. Si no es perseguida, la violencia sigue ampliándose y una cultura de la violación se instala en los países afectados, incluso mucho tiempo después del fin de los conflictos. Testigos de las violaciones, que a menudo se desarrollan en público o frente a los miembros de la familia, los niños y los jóvenes adultos integran esta noción como norma. Eso plantea semillas para un terreno fértil de violencias que siguen operando y que el Doctor Mukwege llama «la metástasis de la violación de guerra ».
La violación, instrumento de guerra provoca la destrucción de la víctima y de rebote, la de su familia y de su comunidad. Es el balance entero de una sociedad que se rompe, llevando a la exclusión y al rechazo de la víctimas, la pauperización, la estigmatización de los niños nacidos de las violaciones, la intensificación de la violencia, el debilitamiento de la economía del país afectado… Se trata de un arma con múltiples deflagraciones y que se encuentra al origen de un conjunto de consecuencias con distintas escalas.